Autor: Dr. Jorge Cabrera Zúñiga
Fecha: 8 de julio de 2024

¿Qué es una hernia discal y cuándo necesita cirugía?

1. Introducción a la hernia discal

La hernia discal es una de las afecciones más comunes de la columna vertebral, especialmente entre adultos de mediana edad. A medida que envejecemos o realizamos movimientos repetitivos, los discos intervertebrales pueden deteriorarse o lesionarse, lo que puede generar una hernia. Este artículo proporciona una guía completa sobre qué es una hernia discal, sus causas, síntomas y cuándo debe considerarse la cirugía como opción de tratamiento.

1.1 Definición médica de hernia discal

Una hernia discal ocurre cuando el núcleo pulposo, la parte interna blanda de un disco intervertebral, se desplaza a través de una fisura en su anillo fibroso externo. Este desplazamiento puede presionar las estructuras nerviosas cercanas, causando dolor, entumecimiento o debilidad.

1.2 Breve visión general de la columna vertebral y los discos intervertebrales

La columna vertebral está compuesta por vértebras separadas por discos intervertebrales que actúan como amortiguadores naturales. Cada disco tiene una estructura gelatinosa interna (núcleo pulposo) y una envoltura externa resistente (anillo fibroso). Los discos permiten el movimiento y flexibilidad de la columna, al mismo tiempo que absorben impactos.

2. Causas comunes de una hernia discal

2.1 Factores degenerativos (edad, desgaste natural)

El envejecimiento natural es una causa principal de la hernia discal. Con el tiempo, los discos pierden hidratación y elasticidad, lo que los hace más susceptibles a fisuras o roturas incluso con movimientos leves.

2.2 Lesiones traumáticas o accidentes

Traumatismos como caídas, levantamiento inadecuado de peso o accidentes automovilísticos pueden provocar una hernia repentina, especialmente si el disco ya está debilitado.

2.3 Factores genéticos y estilo de vida

La predisposición genética, la obesidad, el tabaquismo y el sedentarismo aumentan el riesgo de hernia discal. Estas condiciones deterioran la salud general de los discos y la musculatura que protege la columna.

3. Síntomas característicos de una hernia discal

3.1 Dolor localizado y irradiado

El dolor puede manifestarse en la zona lumbar, cervical o torácica, dependiendo de la ubicación del disco afectado. A menudo, este dolor se irradia hacia las extremidades: ciática en el caso lumbar, o hacia los brazos en el caso cervical.

3.2 Pérdida de sensibilidad y hormigueo

La compresión de los nervios puede causar parestesias como hormigueo, entumecimiento o sensaciones eléctricas, lo cual es una señal común de afectación neurológica.

3.3 Debilidad muscular o dificultades motoras

En casos más graves, la hernia puede interferir con la función muscular, causando debilidad, problemas para caminar, sujetar objetos o mantener el equilibrio.

4. Diagnóstico de una hernia discal

4.1 Exploración física

El primer paso en el diagnóstico es una evaluación clínica que incluye la historia médica del paciente y una exploración física para identificar signos de dolor, reflejos anormales o limitaciones de movimiento.

4.2 Pruebas de imagen (resonancia magnética, TAC)

La resonancia magnética (RM) es la herramienta más precisa para confirmar una hernia discal, ya que permite visualizar con detalle los discos y los nervios afectados. En algunos casos, se recurre también a la tomografía axial computarizada (TAC) para complementar el diagnóstico.

4.3 Evaluación neurológica

Un examen neurológico puede determinar el grado de compromiso de los nervios. Se evalúan reflejos, fuerza muscular, coordinación y sensibilidad para comprender el impacto funcional de la hernia.

5. Tratamientos conservadores disponibles

5.1 Medicamentos analgésicos y antiinflamatorios

Los antiinflamatorios no esteroides (AINEs) como el ibuprofeno o el naproxeno son comunes para controlar el dolor y reducir la inflamación. En algunos casos, se pueden utilizar relajantes musculares o corticoides orales.

5.2 Fisioterapia y ejercicios especializados

La fisioterapia puede incluir ejercicios de estiramiento, fortalecimiento muscular y tracción. Estas técnicas ayudan a aliviar la presión sobre los nervios y mejorar la movilidad general.

5.3 Cambios en el estilo de vida

Adoptar una rutina de actividad física regular, mantener una postura adecuada y evitar el sobrepeso puede contribuir significativamente a la mejora de los síntomas y a prevenir el agravamiento de la hernia.

6. Indicaciones para considerar la cirugía

6.1 Cuando los tratamientos conservadores fallan

Si después de 6 a 12 semanas de tratamiento no quirúrgico los síntomas persisten o empeoran, la cirugía puede considerarse como una opción viable para aliviar la compresión nerviosa.

6.2 Presencia de síntomas neurológicos graves

La cirugía está indicada si hay pérdida progresiva de fuerza, movilidad o sensibilidad, especialmente si estos síntomas afectan la calidad de vida del paciente.

6.3 Pérdida del control de esfínteres (urgencia quirúrgica)

La aparición de síntomas como incontinencia urinaria o fecal puede indicar el síndrome de cauda equina, una condición grave que requiere intervención quirúrgica inmediata para evitar daño neurológico permanente.

7. Tipos de cirugía para hernia discal

7.1 Discectomía

La discectomía consiste en la extirpación del fragmento del disco que está comprimiendo el nervio. Puede realizarse mediante una técnica abierta tradicional o una variante menos invasiva.

7.2 Microdiscectomía

Esta técnica se realiza con una incisión más pequeña y el uso de microscopios quirúrgicos para minimizar el daño a los tejidos circundantes. Tiene una recuperación más rápida y menos complicaciones postoperatorias.

7.3 Cirugía de fusión vertebral

En casos de inestabilidad vertebral o cuando se ha extraído una gran parte del disco, puede ser necesario fusionar dos vértebras adyacentes para estabilizar la columna. Esto se hace con injertos óseos y, a menudo, con tornillos o placas.

7.4 Tecnologías modernas: cirugía mínimamente invasiva y láser

Las técnicas mínimamente invasivas, incluyendo el uso de láser, permiten tratar la hernia con menos daño tisular, menor sangrado y una recuperación más rápida. Sin embargo, no todos los casos son aptos para estas técnicas.

8. Riesgos y beneficios de la cirugía

8.1 Riesgos comunes de la intervención

Como toda cirugía, existen riesgos como infecciones, sangrado, daño nervioso, reaparición de la hernia o problemas con la cicatrización. Aunque poco comunes, deben ser discutidos con el cirujano.

8.2 Beneficios esperados y tasas de éxito

La mayoría de los pacientes experimenta un alivio significativo del dolor y una mejora en su calidad de vida. Las tasas de éxito para discectomías y microdiscectomías suelen superar el 85%.

8.3 Recuperación y seguimiento postoperatorio

El periodo de recuperación varía según el tipo de intervención. Generalmente incluye fisioterapia, limitación de esfuerzos físicos y controles periódicos para evaluar el progreso y evitar recaídas.

9. Prevención de futuras hernias discales

9.1 Fortalecimiento muscular

Ejercicios que fortalecen la musculatura del core (abdominales, lumbares) ofrecen soporte a la columna y reducen la carga sobre los discos.

9.2 Higiene postural

Adoptar buenas prácticas posturales, especialmente al levantar objetos o al permanecer sentado por largos periodos, es clave para prevenir nuevas lesiones discales.

9.3 Control de peso y ejercicio regular

Un peso saludable disminuye la presión sobre la columna. La actividad física regular mantiene los discos hidratados y funcionales, y mejora la salud general de la columna vertebral.

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10. Conclusión: Cuándo consultar a un especialista

Una hernia discal puede variar desde un cuadro leve hasta una condición que afecta seriamente la calidad de vida. Si bien muchos casos se resuelven con tratamientos conservadores, es esencial estar atento a los signos de alarma neurológica y a la falta de mejoría. Consultar a un especialista en columna o un neurocirujano es crucial para recibir un diagnóstico adecuado y valorar las opciones terapéuticas más eficaces según cada caso.

11. Preguntas frecuentes (FAQ)

11.1 ¿Una hernia discal siempre requiere cirugía?

No. La mayoría de las hernias discales se pueden tratar de manera efectiva con tratamientos conservadores como fisioterapia y medicamentos. La cirugía se reserva para casos que no responden a estas terapias o que presentan síntomas graves.

11.2 ¿Cuánto tiempo tarda en sanar sin cirugía?

En muchos casos, los síntomas comienzan a mejorar en 6 a 12 semanas con tratamiento no quirúrgico. El tiempo de recuperación varía según la gravedad de la hernia y la disciplina con que se sigan las recomendaciones médicas.

11.3 ¿La hernia discal puede reaparecer tras la cirugía?

Sí, aunque no es común. Puede haber una recurrencia en el mismo nivel vertebral o en otro diferente. Por eso es importante seguir las pautas de rehabilitación y prevención.

11.4 ¿Qué especialista trata hernias discales?

Los especialistas indicados son los neurocirujanos, traumatólogos especializados en columna, y fisiatras. En algunos casos también puede intervenir un neurólogo para la evaluación neurológica.

11.5 ¿Es posible llevar una vida normal después de una cirugía?

Sí. Con una recuperación adecuada y hábitos saludables, muchos pacientes retoman su vida laboral y actividades cotidianas sin mayores restricciones tras una cirugía de hernia discal.

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